Es quizás lo que el ex congresista Jorge Mufarech no parece entender, y por eso entabló una exagerada demanda contra el abogado José Alejandro Godoy, autor del blog Desde el Tercer Piso. Y es quizás lo que tampoco pareció entender Ricardo Belmont, el ex alcalde que hoy recibió sus credenciales que lo acreditan como Congresista de la República.
Postuló al Congreso en el 2006 pero asumirá el cargo tres años después; el fallecimiento de Alberto Andrade Carmona le dio la oportunidad que sus 29 mil 157 votos no le dio, alcanzar una curul en el Parlamento.
Se mostró algo distraido, comprensible, el cargo le cayó del cielo - literalmente, como si Andrade se lo hubiera lanzado desde allá arriba - no esperaba ya ser congresista; sin embargo a su muerte, hace exactamente 2 meses, él ya sabía que iba a ocupar su cargo, por eso causó mucha extrañeza que se expresara del Congreso con la misma fascinación de un niño que entra por primera vez al colegio.
Belmont hizo toda clase de gestos, como esas que analiza Cal Lightman en la serie Lie to me, cuando se me ocurrió preguntarle si no pensaba que ahora que volvía al ojo público, sus accionistas en RBC televisión volverían a sacarle al fresco sus denuncias por estafa. ¿Me excedí? Tal vez, pero si yo no preguntaba, lo hacía otro, o quizás nadie, aunque se murieran de ganas. Lo cierto es que su respuesta, para alguien que debería entender lo que significa estar en política, decepcionó.
Yo quiero pensar que sólo se trató de falta de entrenamiento político - sí, fue alcalde, pero después de tanto tiempo uno se olvida, pues -, y que luego de su juramentación en el cargo este jueves 27, tendrá más cautela. Le queda una semana, que practique.