Cuando yo tenía 10 ú 11, una de las recomendaciones que mi mamá me daba para estar segura en las calles era, que ante cualquier peligro, me acercara a un policía. Y alguna vez lo hice, cuando sentía que algún desconocido me seguía, corría de inmediato al primer agente que estuviera cerca - que en ese entonces era más sencillo de encontrar - me agarraba de su brazo y él, muy amable, me llevaba hasta un lugar seguro. Ahora no se me ocurriría darle el mismo consejo a mis hijos, y es que en verdad, nuestra Policía está muy desprestigiada. Un agente de ahora no inspira el mismo respeto que antes.
Ejemplos, muchos. Este es verdaderamente ridículo. Tres policías en Ica fueron asaltados en plena Carretera. Si los delincuentes no respetan a los policías, qué ejemplo puede ser eso para la gente común y corriente. No fue raro entonces que un grupo de campesinos que protestaban contra una empresa privada, se haya atrevido a secuestrar a 13 agentes en Pasco. Cómo se premio está inconducta, con la promesa de no iniciar acciones legales. Felizmente, aquel funcionario sin pantalones, fue denunciado al igual que los campesinos que retuvieron ilegalmente a los policías.
Inolvidables también son el Moqueguazo, que le costó el puesto al Jefe de la Región. Alberto Jordán y sus hombres fueron capturados, y desarmados, por los pobladores que exigían la redistribución del canon minero. La violenta toma de una comisaría en Cajamarca. Los sangrientos enfrentamientos en el Bosque de Pómac. Y el más reciente, el Baguazo, que cobró la vida de 34 personas, y que podría repetirse.
En este contexto, y a diferencia de algunos alarmistas, a mí no me pareció excesivo cuando el Presidente Alan García en su Mensaje a la Nación de 28 de julio pidio hacer "el mayor esfuerzo cada uno en sí mismo, para fortalecer la confianza en la Patria y la defensa del orden democrático. Por Dios! Que no nos gane el afán auto destructivo y divisionista que tantas veces detuvo a nuestro país en el umbral del triunfo".
Sí, nuestros policías están desprestigiados, y es toda su culpa, aceptan coimas, se organizan en bandas para asaltar, llegan tarde a las emergencias. Pero por el otro lado están desprotegidos, sus armas estan de adorno porque un disparo al aire ya no da miedo, o simplemente, los acusan de abuso de autoridad. Necesitan ayuda, necesitan que quienes toman las decisiones hagan lo deben hacer, sancionar a quienes bloquean carreteras, toman centrales eléctricas, a quienes se meten a las comisarías y matan policías, necesitan mejor entrenamiento y mejor sueldo. Creo que así podrían empezar a recuperar el respeto que perdieron.