viernes, 14 de marzo de 2008

Condenada Semana Santa

Para un periodista sadomasoquista, los días festivos no existen, la semana sigue corriendo como si aquellos números rojos en el calendario fueran meros errores de imprenta. Es cruel, pero es verdad, mientras los seres humanos comunes y corrientes planifican viajes cortos fuera de la ciudad, los periodistas esperamos que aquellos mismos seres humanos comunes y corrientes no sufran algún accidente en el camino... o quizás sí, el único rojo que periodísticamente importa en esos días es el que pueda quedar sobre las carreteras.


Es el destino obligado en Semana Santa, por eso lo elegí, además mi familia tiene una hermosa casa estilo colonial en la Plaza de Armas y un fundo a 30 minutos de la ciudad en donde se cultiva vid y se produce un vino bastante conocido en la región. Ayacucho, sus treinta y tres iglesias, sus procesiones, sus tradiciones ancestrales, su historia, su fe... y sus bares. Este viaje lo vengo planificando desde hace varios días, solo hay un problema, todos van menos YO!

Lo más cercano a un viaje esta semana fueron los 300 kilómetros - de ida y de vuelta - que hicimos a Ica para cubrir un accidente de carretera; no nos fue mal tomando en cuenta que llegamos 6 horas después del choque y ya no quedaba un solo muerto que levantar; bueno, cuando regresamos por la noche al canal, eramos nosotros quienes estabamos en calidad de difuntos, cuando llegué a mi casa, me tiré a la cama y ya nadie pudo levantarme hasta el día siguiente.

Vanos fueron nuestros intentos por conseguir un par de día de libres, sin descuidar los turnos, asi que este fin semana trabajaremos como si Cristo no hubiera muerto en la cruz. Pero ya se nos están ocurriendo algunas formas para sobrellevarlo, mi amiga Lizbeth cumple años, y garantiza pasión, gloria y resurección.

Mientras, seguir para adelante. Desde que nos graduamos como sadomasoquistas sabíamos perfectamente que los feriados no existirían nunca más, que veríamos a nuestros amigos hacer planes para salir de Lima, incluso invitarnos cuando olvidan que no tendremos tiempo, y verlos partir y volver más relajados. Así fue el año pasado, así es este, y sin duda así será el que viene.

Los envidio, ya estaré leyendo en sus blogs lo que hicieron ustedes, mis benditos lectores, porque mi semana santa, esta condenada a quemarse en el infierno del aburrimiento y la soledad.

Pamela