En periodismo televisivo, la imagen es lo más importante, y que nadie se me haga el intelectual, lo lindo vende. La cámara odia esos rostros pálidos, llenos de pecas y trasnochados... más o menos como el mío. Pararse frente a un lente requiere no solo esfuerzo mental, temple y un buen discurso, también requiere verse bien, y cierta habilidad para maquillarse que yo, confieso, no tengo.
Por supuesto, conozco chicas muy hábiles en estos menesteres, chicas que les encanta, que encuentran tiempo al levantarse para hacer del maquillaje parte de su rutina, una parte indispensable. Pero mi gusto por dormir es incompatible, con suerte Limp Bizkit me despierta minutos antes de que la Vía Expresa se vuelva una
No uso maquillaje porque es una de las 217 cosas a las que soy alérgica, pertenezco al privilegiado grupo de personas que tiene lo que los especialistas llaman "piel mixta", así que lo que es bueno para mi nariz, es malo para mis mejillas, y mientras en mi menton tengo una placa reseca y escamosa, en mi frente hay un grano asqueroso, gigante, purulento y a punto de estallar. Exagero, no es tan malo, no permitiría jamás que llegue a ese extremo, y por eso, no uso maquillaje... bueno, algo, muy poco, casi nada, no, en realidad, nada.
No creo verme tan mal con la cara lavada, creo que me veo real, y eso creo que es... atractivo.