En nombre de la competencia se ha hecho cada barbaridad, "secuestrar" a los involucrados en algún hecho para que los otros no los entrevisten, "robar" las fotografias y videos de los fallecidos, "cortar" los cables de las trasmisiones en vivo, "cerrar" el paso de los vehículos de prensa, "malinformar" con datos falsos, y en casos extremos - que sí se han producido - "agarrarse a golpes" con los colegas. Confieso con mucha vergüenza, que en el ejercicio de mi actividad periodística, cometí algunas, y seguramente, lo volveré a hacer.
Felizmente, esa la línea que nos obliga a hacerlo - que viene desde muy arriba - y que durante las comisiones nos enfrenta a nuestros amigos, desaparece al terminar la comisión; pocas veces, al menos en mi caso, las rivalidades profesionales, se tornan personales.
Supongo que esta situación se repite también en otras profesiones, la competencia, la cochina competencia, no es exclusiva del periodismo.
Alejandro Fabri vs. Horacio Pagani, periodistas deportivos argentinos, no sé de qué estarán discutiendo, pero creo que siempre lo hacen.