martes, 10 de febrero de 2009

La cochina competencia

David y Goliat, Caín y Abel, Popeye y Bluto... Grandes enemigos que han dejado huella en la historia, como también lo han hecho 2 reconocidos canales de Santa Beatriz en Lima, (yo trabajo en uno de ellos). Las diferencias se remontan a casi cuando apareció el formato por primera vez en el Perú, hace 50 años. Al principio los programas de entretenimiento en vivo eran de gran interes, pero cuando los canales empezaron a hacer coberturas especiales, también empezaron a mirarse el uno al otro.

En nombre de la competencia se ha hecho cada barbaridad, "secuestrar" a los involucrados en algún hecho para que los otros no los entrevisten, "robar" las fotografias y videos de los fallecidos, "cortar" los cables de las trasmisiones en vivo, "cerrar" el paso de los vehículos de prensa, "malinformar" con datos falsos, y en casos extremos - que sí se han producido - "agarrarse a golpes" con los colegas. Confieso con mucha vergüenza, que en el ejercicio de mi actividad periodística, cometí algunas, y seguramente, lo volveré a hacer.

Felizmente, esa la línea que nos obliga a hacerlo - que viene desde muy arriba - y que durante las comisiones nos enfrenta a nuestros amigos, desaparece al terminar la comisión; pocas veces, al menos en mi caso, las rivalidades profesionales, se tornan personales.

Supongo que esta situación se repite también en otras profesiones, la competencia, la cochina competencia, no es exclusiva del periodismo.


Alejandro Fabri vs. Horacio Pagani, periodistas deportivos argentinos, no sé de qué estarán discutiendo, pero creo que siempre lo hacen.