jueves, 23 de julio de 2009

Estafadores se hacen pasar por familiar detenido

Yo no podía creer que en verdad sucedían estas cosas, ni siquiera cuando para el canal hice dos o tres informes al respecto, hasta que me pasó a mí. A media noche, recibí una llamada a mi teléfono celular personal, al otro lado, un hombre con voz nerviosa, sin decir mi nombre – menos el suyo – me suplicaba por ayuda. Me llamaba “hermana”y me aseguraba estar detenido por la policía.

Yo tengo un hermano, pero es tan bueno – y su esposa tan estricta – que dudo mucho que haya salido de su casa tan tarde para meterse en líos con la ley. Así que de inmediato deduje que era una estafa. Traté de seguirles el juego, pero me ganó la indignación, y los mandé al diablo.

Este es el audio de la llamada:



No es un misterio que los estafadores obtienen una base de datos pormenorizada en el mercado negro de la avenida Garcilazo de la Vega – cabe recordar que por eso es mejor no sacar tarjetas de crédito en bancos distintos, ni responder mails cadena -. Ellos se inventan mil cuentos para sorprender a sus víctimas, según las numerosas denuncias que hay en la División de estafas de la Policía, estas personas se hacen pasar por funcionarios públicos que ofrecen una “ayudita” a los ex fonavistas para recuperar su dinero, a los pensionistas para que sus trámites salgan más rápido, también han fingido ser miembros de la producción de algún programa de televisión anunciando – con aplausos y música – la entrega de un premio, y ahora han llegado a este límite, atemorizar a las personas con un pariente secuestrado por agentes de radiopatrulla. Qué piden a cambio?, tarjetas telefónicas, cientos de soles en tarjetas telefónicas cuyos códigos secretos son dictados uno por uno a los estafadores.

Obviamente la gestión prometida, el premio prometido, la liberación prometida, nunca se lleva a cabo, y los códigos de las tarjetas telefónicas, según han llegado a establecer las investigaciones, terminan en los celulares de algunos privilegiados huéspedes de Lurigancho, Castro Castro o Piedras Gordas.

Felizmente, yo solo perdí mi paciencia, pero es lamentable que pese a las advertencias, con esta modalidad muchos incautos han perdido y siguen perdiendo su dinero.