sábado, 25 de julio de 2009

Los chips del periodista

Viernes, 17 de julio de 2009. Empieza el día. Un accidente de tránsito con 3 heridos atrapados en un station wagon genera caos vehicular en una avenida principal de El Rímac. Una hora después, esperamos el trasladado de los asesinos del estilista Marco Antonio al Penal de Lurigancho. Se aplaza. En la DINOES, sentencian a Alberto Fujimori por entregar 15 millones de dólares a Vladimiro Montesinos. La lectura no duró más de dos horas. Apoyamos al bloque de deportes con una entrevista a un dirigente de fútbol. En el canal, me esperaba redactar un pequeña nota sobre las investigaciones de la muerte de Michael Jackson.

Locales, policiales, políticos, judiciales, deportivos, y finalmente, faranduleros. Mucho para una sola jornada? Bueno, para algunos periodistas alcanzar la especialización es un lujo. Hay poco tiempo y mucho por informar, y al final de un día como este, un periodista puede terminar mentalmente exhausto. Dicen que el conocimiento de un periodista puede llegar a ser tan vasto como un océano, pero tan profundo como un charco, y no es que podamos hacer gran cosa al respecto, la profesión nos obliga a saber un poquito de todo.

Sin embargo esto no significa que un periodista no pueda tener sus preferencias. Hace poco tuve la oportunidad de viajar con 3 colegas especialistas en temas económicos para cubrir en Nueva York, la incorporación del primer instrumento de intercambio comercial peruano en la bolsa de valores más importante del mundo; y para celebrarlo, el ministro de economía Luis Carranza fue invitado para el “campanazo” de inicio de las actividades en Wall Street.

Confieso que para llegar a hacer este resumen tuve una sesión bastante naif con los presidentes de las Asociaciones de Fondos de Pensiones, promotoras del instrumento, a quienes les agradezco todo su apoyo y comprensión. Les hice preguntas que quizás fueron para ellos muy obvias, reiterativas, y talvez tontas, pero si no hubiera llegado a entender un asunto tan preciso como este, lo más probable es que en mi informe del noticiero, hubiera cometido un error imperdonable. Ese temor, me hizo superar cualquier verguenza.

Por ello, lo mínimo que se necesita para ser periodista es sentido común, solo un poco, lo suficiente como para saber intercambiar los “chips” de conocimientos en el momento justo – y no volverse loco –. La información avanza, crece y se transforma – una noticia puede ser deportiva y judicial, política y de espectáculo, policial y empresarial, todo al mismo tiempo – cada vez más rápido, el tiempo para especializarse es corto, generalmente se aprende sobre la marcha. Es un reto, pero la exigencia con la que cada periodista lo asume, hace la diferencia.