domingo, 11 de noviembre de 2007

Terceros civilmente responsables

Publicado en Marmota el 23 de Noviembre de 2006


No hay derecho, simplemente, no hay derecho. Son demasiadas cosas las hay que comerse en nombre de la equidad (sabemos que la objetividad no existe). En mi diaria y esforzada lucha por conseguirla, he sido víctima de fundadas acusaciones, muchas de ellas acompañadas de insultos y no pocos empujones.

Pongo Puente Piedra como ejemplo. La ira de los pobladores que atacaron el municipio era alimentada por la desilusión de aquellos candidatos que creyeron merecer un mejor porcentaje en las elecciones del domingo. Para ellos, escuchar el Flash de las 4 de la tarde fue como escuchar la voz de Dios, y cuando en la noche la ONPE empezó a dar los primeros resultados oficiales, resultados que por supuesto no se ajustaban a la Boca de Urna, menos al Conteo Rápido de Transparencia, se sintieron engañados.

Intentar explicarles que el Flash es sólo una aproximación que depende de lo que los electores decidieron confesarles a los encuestadores al salir de sus centros de votación; pretender hacerles entender que el Conteo Rápido se realiza en base a una mínima muestra de mesas de sufragio seleccionadas al azar; meterles en la cabeza que incluso la ONPE cuenta los votos según el orden en que llegan las actas y que sus resultados se arrojan representados en el porcentaje de avance con respecto a la totalidad de actas procesadas; es casi casi... imposible.

Entonces, los que para eso estamos, acabamos siendo carne de cañón.Toda historia tiene al menos dos lados, y en una situación como la de Puente Piedra, terminamos en medio del fuego, obligados a tomar parte cuando la idea... ¡no es esa pues!, menos cuando hay tantos intereses políticos valiéndose de la frustración de las masas. En estos casos debemos limitarnos a registrar y dejarles el análisis a los especialistas y a los bloggers.

Sin embargo, cuanto más la sudamos por darle un tiempo y espacio igual para todos, más responsables nos hacen de inclinar la balanza. Nadie, nunca, queda satisfecho.

¿Y como se manifiesta esa insatisfacción? Pues con algunas sentencias como "¿Cuánto te han pagado?", "prensa vendida", "sácalo todo, no saques lo que te conviene nomás", "digan la verdad".

Somos los "terceros civilmente responsables", aquellos que indirectamente nos beneficiamos de lo que hacen el primero y el segundo, y en cierto modo, es verdad. La reventada de vidrios del martes abrió la mayoría de noticieros, y fue portada de varios diarios al día siguiente. Okay, lo confieso, y en nombre de mis colegas pido perdón. No se trataba del descontento de un pueblo ante la virtual reelección de una autoridad cuestionada; era la espectacular lluvia de piedras que emprendió una violenta turba de desadaptados contra un edificio público. Porque, valgan verdades, eso era.

Me enseñaron que cuando se trata de conflictos debemos escuchar con más atención al lado más débil, ¿Pero qué tan débil puede ser un tipo que con el rostro cubierto por un polo sujeta una piedra en la mano?

¿Podemos ser el lado débil, alguien puede escucharnos a nosotros? Yo protesto, protesto porque aquel martes en Puente Piedra, caminé durante dos horas la misma carretera Panamericana Norte que recorrieron los manifestantes, escuchando sus reclamos; protesto porque inhalé el mismo gas lacrimógeno que los policías antimotines les tiraron para intentar dispersarlos; protesto porque tuve que protegerme cuando empezaron a llover las piedras y caer los vidrios de la sede municipal; y protesto porque al final de todo, cansada, llorosa, quemada por el sol, y con los pies magullados, me gritaron "¿Cuánto te han pagado?", "prensa vendida", "sácalo todo, no saques lo que te conviene nomás", "digan la verdad". No hay derecho, simplemente, no hay derecho.